COLOSO COLOSETTI- MANO A MANO


Reportaje publicado en el número 8 de la revista Record Luchas, Enero 2009


“Los favores recibidos creo habértelos pagado y, si alguna deuda chica sin querer se me ha olvidado, en la cuenta del notario que tenés se la cargás”. Es el tango Mano a Mano, la lucha libre es la mujer, amante por cuarenta años, a quién Coloso Colosetti bien podría dedicar estos versos; ella es quien le ha dado y quitado todo, por ella cruzó mar y cielo, sufrió heridas, levantó las manos en señal de triunfo, obtuvo fama, popularidad y una vida que contar.

“Yo inicié en la lucha libre en la época de Perón, mi padre trabajaba con el general en las UES (Unión de Estudiantes Secundarios), donde se practicaban todos los deportes, ahí yo empecé con el boxeo y la lucha olímpica, grecorromana”.
A finales de los sesenta Colosseti comenzó a coquetear con la lucha libre profesional, pues confiesa que cuando aún era amateur luchaba con máscara para que no lo descubrieran.
“Vine a competir aquí a las olimpiadas de México 1968; se iban a suspender y nosotros para no estar muy lejos nos fuimos a Guatemala y estuvimos una semana. Estando allá, practicando, me dañé una costilla, ya no me pude curar, respiraba y me dolía; entonces me pasaron como si fuera asesor de los luchadores, no pude competir, yo quería, pero como estaba lastimado no pude, pero pertenecí al grupo olímpico”.
El luchador originario de Buenos Aires inició en la lucha profesional gracias a Wolf Rubinski, quien juntó un grupo de aproximadamente diez argentinos comenzaron a entrenar con luchadores mexicanos como Cesar Valentino, Lobo Negro, Hércules Poblano y Sombra Vengadora.
Colosetti, quien entonces luchaba como Tarzán, vino a México con Rubinski y recibió una oferta para quedarse, pero él siempre fue un aventurero, por lo cual antes de asentarse en nuestro país emprendió una gira por Centro y Suramérica, durante la cual visitó Guatemala, Chile, Perú, Ecuador, Venezuela, entre otros países en los cuales luchaba con diferentes personajes.
Después de esta gira Coloso regresó a México y aceptó la oferta de Lutteroth para luchar en nuestro país, pero antes tuvo un periodo de adaptación. “Me tome ocho o nueve meses entrenando en la Arena México por que me cansaba mucho por la altura. Entonces hasta que me adapté debuté en la Coliseo con Rafael Salamanca en una tercera lucha que en ese entonces le decían la tercera especial en mano a mano. De ahí pasé a la Arena México y ya me tenían como estrella, hice pareja los domingos con el Cavernario Galindo por dos años; también hice pareja con Cesar Valentino, con el estuve luchando como 8 años, éramos los guerrilleros”.

Combate de leyenda
Durante su trayectoria este gladiador argentino tuvo la oportunidad de alternar con leyendas del ring, como Blue Demon, Solitario, Ray Menoza, Dr. Wagner y El Santo. “El Santo son palabras mayores, yo le digo el hombre del brazo de oro, porque cuando estaba él en una arena, todos los luchadores ganábamos más. El Santo es un personaje histórico no sólo en México, sino en todo el mundo, es un fuera de serie”.
Por su condición de extranjero Colosetti fue reconocido desde el principio como rudo y sostuvo férreas rivalidades con gladiadores nacionales. “Una de las batallas que más recuerdo fue cuando pelee por el campeonato mundial con Ray Mendoza en la Arena México, tuve un encuentro tremendo”.
Era 19 de diciembre de 1969, la arena estaba literalmente de bote en bote, los diarios de la época reconocen un llenó memorable. Después de varios intentos por fin el argentino consiguió arrebatarle al mexicano el Campeonato Mundial de Peso Semicompleto de la NWA, el máximo logro de su carrera.
“Luché con Mendoza y con los villanos; con Alfonso Dantes padre, con Alfonso Dantes hijo y con los nietos de Alfonso Dantes; con Shadito Cruz y con Los Brazos; luche con tres generaciones de luchadores”.
Colosetti lleva cuatro décadas dedicadas a este deporte y aunque actualmente no es un esteta reconocido, él asegura que continua en activo, pues oficialmente nunca se retiró. “No me retiré de la lucha libre, ni quiero hacer mi retiro, ni nada así, a veces aparezco en alguna lucha o promuevo funciones. No lucho todos los días, una lucha cada quince días, de vez en cuando; me mantengo en contacto, no dejo de hacer ejercicio”.

Dos amantes y un amor
Amén de permanecer cuarenta años prendado de la lucha libre, Colosetti no deja de reconocer el cariño que guarda para otras artes con las cuales coqueteó durante su vida. El cine y el tango, fueron dos amantes que también le brindaron momentos de esplendor, pero dejo pasar la oportunidad con ambas, para poder entregarse por completo con su único amor.
Como buen porteño Colosetti afirma que el tango lo traía en la sangre, desde que era muy joven comenzó a cantar, consultaba los concursos y se codeaba con gente vinculada con el ambiente artístico; su voz lo llevó a presentarse en diferentes centros nocturnos tanto en Buenos Aires como en otros piases de Centro y Suramérica; sin embargo, descubrió la dificultad de servir a dos artes diferentes en una misma noche.
“Muchas veces no podía combinarlo, un día lo probé en Guatemala, tenia una lucha y terminando la función tenía que cantar, pero me vino la descompensación y no me salió la voz, el cuerpo se cansa”.
A partir de esa noche el luchador argentino optó por no volver a juntar en una misma noche un evento de lucha con uno de tango.“Aquí (México) me querían llevar a cantar al Teatro Blanquita, pero yo les dije no, salgo de luchar y termino cansado”.
En los años setenta el cine de luchadores estaba en pleno apogeo y el gladiador argentino no escapó a las miradas de los directores. “Empecé a actuar cuando me vieron en la Arena México, me llamó Arturo Bonada y así comencé a hacer películas con el Santo, con Sahara García, Javier Reinoso”.
El séptimo arte le dejó buenas cosas a Colosetti, “tengo un bonito recuerdo e hice amistades nuevas”. Sin embargo, aunque tuvo más de una oportunidad para crecer en este arte, nuevamente prefirió quedarse con la lucha libre. “Schwarzenegger quería meterme en una película, pero yo no tenía paciencia para eso. Yo lo conocí por que él era muy amigo de Andre el Gigante, me vio en una foto y quería que trabajara para él; pero ese día yo esperé como quince horas y mejor me largué para México”.
“En otra ocasión, un director me quería hacer firmar un contrato como le hicieron a Jorge Rivero, para que bajara de peso; yo le dije: oye para qué quiero bajar, yo gano más en la lucha que en el cine, entonces ¿para qué bajo de peso?”.

Chao nostalgia
Buenos Aires, como el tango, traspiran nostalgia; sin embargo Coloso Colosetti es un hombre que prefiere vivir el presente y afirma, con su acento porteño: “Argentina es un país de viejos que viven de la nostalgia y se la pasan tristeando”. Por eso a él le gusta vivir en el Distrito Federal, “la fuente de la juventud”, donde no hay tiempo para envejecer y siempre hay algo que hacer.
Igual que en su país de origen, en la lucha libre hay muchos gladiadores de la vieja guardia que viven de pura nostalgia, como afirma Coloso. “Hay quienes se quejan de la lucha actual, dicen que son payasos que esto que el otro. Yo les dijo que la lucha hoy en día es mejor que la de antes, aunque digan que son payasos o son cirqueros, hoy en día hay que darle gusto a la gente y todo va a evolucionar, si tú fueras joven harías lo mismo que ellos. Son diferentes épocas, cada quién tiene su épocas, te tienes que actualizar, si yo fuera joven estaría haciendo los mismo que ellos”.
De los luchadores actuales Colosetti admira a Místico, Atlantis, Héctor Garza y los hijos del Dr. Wagner (Dr. Wagner Jr. y Silver King) y cuestiona el apelativo con el cual suele calificarse a la lucha de antaño. “¿Clásica? Clásicos ahora, que se dan dos o tres maromas, que están renovando todo, hasta el equipo de lucha, siempre salen con un equipo diferente”.
Coloso Colosetti habla de la lucha con pasión, como si cantara un tango a su amante predilecta; pero lo hace sin nostalgias, con la entereza de un hombre que vive del presente, recuerda con alegría su pasado, pero no se enfrasca en intentar revivir otras épocas, sabe que él, la vida y la lucha libre, están Mano a Mano.
“La lucha me dio mucho, me dio popularidad, me dio dinero, me dio todo, estoy muy agradecido con la lucha y con mis compañeros. Ahora que si yo vuelvo a nacer, no soy luchador, mejor me dedico a jugar golf o tenis; por que ya la pase de luchador, se lo que se sufre, yo sufrí en la lucha libre, te daban cada arrastrada, siempre con lastimaduras. Si yo vuelvo a nacer no quiero ser luchador”.

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